Caminar por Tierra Santa

Cafarnaún.

El conflicto entre palestinos e israelíes y la marginación que sufren los cristianos en Tierra Santa, ha hecho que, de un 25% de cristianos que vivían allí hasta hace unos años, sólo quede un 1.5 por ciento (unos 200,000 cristianos, todos palestinos). El éxodo va en aumento y las peregrinaciones han disminuido tanto que los lugares sagrados corren el peligro de convertirse en museos.

Tierra Santa es el lugar que eligió Dios para su encarnación. Tierra sagrada donde nació, anunció el Reino de Dios, murió y resucitó Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Es por supuesto, la tierra de sus discípulos, de los apóstoles, de los primeros cristianos, de su Madre y su familia. Y si hay un lugar donde la metáfora se hace vida, es allí, donde las piedras hablan, porque los Lugares Sagrados están vivos, pero necesitan nuestra presencia, el testimonio vivo de nuestra fe allí, ahora.

Fundación de la Custodia

San Francisco de Asís fue a Tierra Santa en 1219 y con su viaje abrió las puertas para que los frailes protegieran los Lugares Sagrados con todo su corazón, y si fuera necesario, con su vida. Como en efecto lo han hecho. A través de los siglos, asediado por guerras, o mucho más recientemente atacados por islamistas o judíos ortodoxos que no quieren a los cristianos allí. Pero esa tierra es también cristiana, y nos pertenece.

La Santa Sede le ha confiado los santuarios cristianos a la Custodia Franciscana desde el siglo XIII. En el XXI la siguen llevando a cabo con amor y entrega tales que es sólo es comprensible por el llamado de Dios a esa vocación.

Custodia de Tierra Santa.

Este año tenía planeado viajar de nuevo a Israel y Palestina. Pero sé que no va a ser posible, quedará para otra fecha no lejana. Dos veces he estado en Tierra Santa, y tantas quisiera volver. Amo Jerusalén, ciudad maravillosa, y recorrer las huellas de Jesucristo. Hace unos años hice mi primera peregrinación allá, aunque lo había deseado por mucho tiempo. Es una experiencia transformadora, fuerte y de una necesidad grande, dichosa de dar gracias a Dios, alabarlo por tanta gracia dada.

El evangelio de San Juan me indicó, releyéndolo en Jerusalén, la mejor forma de explicar qué se siente al seguir literalmente a Jesús en Israel y Palestina:

“Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: ‘He ahí el Cordero de Dios’. Los dos discípulos lo oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les dice: ‘¿Qué buscan?’ Ellos le respondieron ‘Rabí –que quiere decir Maestro– ¿dónde vives?’ Les respondió: ‘Vengan y lo verán’. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran más o menos las cuatro de la tarde”. (Juan 1, 35-39).

Es lo único que les quiero decir a los cristianos: vayan y vean.

Yo fui con un grupo de 30 peregrinos organizado en Miami por el Centro Católico Internacional de Peregrinaciones. Uno de los regalos inmensos que recibimos en este inolvidable viaje fue tener de guía y acompañante espiritual al padre Sergio Olmedo Flores, fraile franciscano chileno de 35 años, miembro de la Custodia Franciscana de Tierra Santa. Es impresionante ver y escuchar a esos hombres de hábitos carmelitas con cuerda blanca atada a la cintura y sandalias moverse de un lado a otro guiando grupos de peregrinos, ejerciendo la más aguda diplomacia, con musulmanes y judíos, hablándoles en árabe o en hebreo, siendo todo servicio y disponibilidad con nosotros.

El fraile chileno Sergio Olmedo Flores, nuestro guía, me concedió esta entrevista una tarde
de brisa suave, sentados en un banco del barrio antiguo Jerusalén.

¿Qué se siente al saberse guardián de los Lugares Santos cristianos en una tierra musulmana y judía?

Como franciscanos de la Custodia de Tierra Santa tenemos una inmensa responsabilidad sobre nuestras espaldas, porque está el planeta entero observando cómo tú cuidas este Sagrado Lugar. Es nuestra responsabilidad y es tremendamente fuerte.
Cuando lo empiezo a meditar me da miedo, porque digo, Señor, hasta qué punto soy yo capaz de soportar este peso que me has dado de ser uno de los guardianes de estos lugares, protegiendo la presencia cristiana de nuestra gente, que se mantengan cristianos, que se mantengan en esta tierra, que no pierdan la fe. Que estas piedras nos evangelicen.

El amor de San Francisco por el Señor era tan grande, tan inmenso, que el Señor lo había destinado desde su nacimiento para que fuera el que estuviera presente aquí como su guardaespaldas. Somos los guardaespaldas de Jesús, pero no con prepotencia, sino como era Francisco, con sencillez, con humildad. Yo te diría que se aprende a ser franciscano en esta tierra, porque es como una escuela. Hay muchas cosas que te incitan a ser quizás avasallador, prepotente, porque sean los árabes, sean los israelíes, tienen un carácter muy fuerte, entonces uno no puede perder su identidad franciscana, porque podrías ser tentado a mostrarte más potente que ellos, hacer valer tus derechos con fuerza, o puedes tener una tendencia a olvidarte de que eres un fraile franciscano. A mí lo que me enamora de Francisco es la simplicidad; mientras más simple me siento o se me presentan las cosas, mientras más desapegado a las cosas materiales me siento, soy más feliz. El franciscano en Tierra Santa tiene derecho a proteger los lugares cristianos y el cristianismo, pero con amor, con simplicidad.

Getsemaní. Basílica de la Agonía.

Ustedes están haciendo un llamado internacional para atraer a los peregrinos cristianos, háblame un poco de eso, porque llega a tan poca gente este pedido que no es sólo católico, es ecuménico.

Como bautizados y confirmados tenemos una misión: la de proclamar el Evangelio y ser testigos de Jesús. Y una manera de ser testigos es justamente peregrinando y de esa forma ayudando a conservar, a mantener vivos los Lugares Sagrados, en los cuales el Señor se manifestó, Jesucristo se mostró como hijo de Dios y hermano nuestro, los lugares en los cuales él dio su sudor, su sangre. Jesús contemplaba estos paisajes y los admiraba y adoraba a su Padre por las maravillas creadas, de las cuales él también ciertamente participaba por ser su Hijo. Así también nosotros admiramos estos lugares y tenemos que mantenerlos vivos. Como sus testigos actuales tenemos el deber de continuar esa obra mostrándole al mundo entero que en esta tierra, donde se dice que corre leche y miel, también chorrea el amor de Dios. Por donde quiera se ve el amor de Dios.

Todo aquello que es negativo y que nos asusta, todas esas cosas que nos aterran porque por problemas de estructuras no se llegan a comprender, quedan absolutamente en la nada cuando haces un balance de lo que has vivido aquí.

Que la gente siga viniendo para adorar al Señor, alabarlo y agradecerle esto. Que vengan como cumpliendo una misión, que sería la de hacer vivo el Evangelio, hacer viva la Palabra de Dios.

Hay personas que tienen dudas acerca de la autenticidad de algunos Lugares Sagrados, dado el paso del tiempo, las guerras, etc. ¿Qué le responde usted a un peregrino que duda?

El acompañante espiritual, si es religioso franciscano y Custodio de Tierra Santa, protectores de los Lugares Sagrados, explica cada lugar que visita con una base histórica, la tradición que no podemos olvidar, la fe y el amor a Dios. Yo te doy una información y trato de ser lo más objetivo posible utilizando los datos arqueológicos, científicos, porque si hay alguien que quiere datos científicos, pues tenemos que darle la mayor información. Ahora, siendo peregrinos, damos énfasis a lo que es la fe. En algunos santuarios encontramos que es memoria, que es un memorial, es un lugar que no estamos seguros de que ahí aconteció lo que nos narra la Sagrada Escritura, pero está la memoria, está el recuerdo. La base sería esa: arqueológica, historia bíblica y la tradición.

¿Cuáles son algunos de los problemas que confrontan los cristianos aquí?
Hemos presenciado el problema del éxodo, desgraciadamente también la discriminación. Por ambas partes, es un problema grave de no aceptación del otro. No hay tolerancia. Es como que se han cerrado los oídos y no quieren escuchar lo que está diciendo el otro.

Esta discriminación hacia los cristianos, ¿pone en peligro los Lugares Sagrados?

Hay peligro de que se transformen en verdaderos museos. Es peligroso de que si continúa el éxodo de cristianos, nos quedaremos aquí solamente los que somos religiosos, los peregrinos que vengan, porque cristianos locales son poquísimos.

¿Dependen de las peregrinaciones cristianas?

Basílica del Santo Sepulcro.

Dependemos muchísimo. Las peregrinaciones son prácticamente las que nos mantienen en todo, que podamos pagar el agua, la luz, el teléfono. Esa es una cosa, lo importante es que la gente local vea que hay un motivo de vida. Los cristianos de aquí cuando ven cristianos que llegan se sienten felices, porque es un motivo para trabajar, tienen el trabajo y se quedan, pero si no vienen a visitarlos a Tierra Santa, ellos no tienen qué ofrecer, son artesanos la mayoría, y hacen objetos religiosos con madera, su único trabajo es en el mundo del turismo.

Ustedes han de ser un gran ejemplo para ellos. Sin duda lo son para mí. Me impresiona mucho verlos con su hábito por todas partes guiando grupos y moviéndose de un lado para otro con tanta entrega. Un signo de tremendo seguimiento a Cristo y a San Francisco.

La gente ve este hábito y piensa enseguida en San Francisco de Asís. Inmediatamente piensan en Jesús, Francisco fue el Alter Christus. El hábito es un símbolo maravilloso.

Y peligroso, lo escucho hablar en árabe y en hebreo, dirigiéndose con mucho tacto a unos y a otros guiándonos en español por esta tierra y sé que no es fácil, y que enfrentará a veces situaciones delicadas.

Sí hay peligros. Pero siempre hay que ser como antes, como era San Francisco. Los problemas entre los musulmanes y los cruzados y San Francisco en su época. Ahora el problema es con los islamistas fundamentalistas, pero no hablo mal de los musulmanes en general, porque conozco familias muy buenas, son buenos. Por otro lado tienes a los judíos israelíes que quieren que toda esta tierra sea de ellos nada más. Y nosotros estamos en el medio. En este momento encontrarás a muchos guías que cuando muestran nuestros Santuarios no dicen: esto es una Iglesia, un monasterio, etc. Ellos dicen: esto es un museo. ¡Y nuestros santuarios están vivos!

Amo y estudio la obra de San Francisco, esta obra tan importante que realizan ustedes aquí es una dimensión nueva que me impulsa a darla a conocer. ¿Qué les diría a los laicos y religiosos franciscanos y franciscanas acerca de esta obra?

Belén. Basílica de la Natividad.

San Francisco llegó a Tierra Santa como sabes en 1219. Los franciscanos estamos a cargo de los Lugares Sagrados desde hace 800 años. Quiero decirles a ustedes, mis hermanos y hermanas cristianos, no tengan miedo, vengan a ayudarnos, a continuar nuestra misión. No tengan miedo, porque siempre debemos ser un ejemplo para los otros y porque si ustedes son religiosos, si están consagrados o viven como laicos la espiritualidad franciscana es porque Dios los eligió y Dios los ama. Ustedes tienen una misión, y no es para que la guarden, es para que la den. Deben mostrarle a todos su fe y su amor a Dios, y en esta tierra hay muchas oportunidades para hacerlo. Por ejemplo hay muchos que quieren ir de misioneros a África, a América Latina, y eso está bien, pero es muy importante que sepan que aquí hay muchas necesidades también.

Entonces, Tierra Santa necesita misioneros.

Necesitamos misioneros, pero sobre todo peregrinos que vengan a visitar los Lugares Sagrados. En Tierra Santa, ser peregrino es ser ya misionero, aunque sea por una semana. Es dar un ejemplo de vida, y eso es lo que necesitamos ser: ejemplos vivos del Evangelio, y Dios nos está llamando a serlo también aquí.

Gracias, padre Sergio, regreso a Miami con un inmenso deseo de ayudar en lo que pueda en esta misión tan hermosa, tan necesaria, tan urgente.

Nazaret.

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